EVO MORALES Y ARCE, DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA. Por Carlos Toranzo Roca (*)

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Evo Morales fue presidente entre 2005 y 2019, en sus catorce años de gobierno tuvo una mayoría de dos tercios en el parlamento y gozó del boom de los precios de las materias primas exportadas por el país, en especial del gas, cuyas reservas aumentaron debido a la política económica que hicieron años atrás los gobiernos “neoliberales”. El Ejecutivo puso bajo su mando al Legislativo, Judicial y poder Electoral. El poder Judicial se convirtió en el arma de persecución de los opositores; los fiscales sustituyeron a los agentes de la policía política; el Legislativo levantó sin escrúpulos las manos para aprobar todos los caprichos de Morales; el poder electoral hizo todas las maniobras necesarias para que Morales gane elecciones y salgan del juego los opositores.
La única institución que existió en esos años fue la del poder del caudillo, éste abrió las puertas al aumento de producción de coca, convirtió al Chapare en un estado dentro del Estado, miró hacia otros lados para que el narcotráfico se meta en las instituciones, en la policía y en el propio gobierno. Mediante la prebenda cooptó a todos los movimientos sociales, usó al fondo Indígena para envilecer a los dirigentes sociales, los llenó de prebendas para que no tengan ninguna autoridad para ir en contra de Morales. Éste tuvo huellas de pedofilia, encarceló a su propia pareja, quizás hizo desaparecer a su propio hijo con Gabriela Zapata. En todas estas andanzas tuvo la mirada complaciente y la complicidad de su ministro de Economía, Luis Arce, entre ambos dilapidaron el boom de los precios de las materias primas. No realizaron la inversión en exploración en el área de hidrocarburos, por eso la crisis actual del sector, invirtieron con rasgos de corrupción y con ausencia de expertise en el litio, sin lograr resultados. Entre ambos normalizaron la corrupción, la falta de ética y hundieron los valores morales del país. Pero, Morales dejó una gran herencia, nos cerró las puertas de la negociación marítima con Chile al perder una demanda mal planteada en la Haya, con lo cual él es culpable de la ratificación de nuestra mediterraneidad.
Para la aprobación de la Constitución de 2009 Morales dio su palabra que no sería candidato en 2014, eso figuraba en un artículo transitorio de esa Constitución. Violó su palabra y la Constitución, fue candidato. Después, en 2016 promovió un referéndum para repostularse en 2019, lo perdió, ganó el No; violó los resultados del referéndum, usó a su Tribunal Constitucional para que le reconozcan su “derecho humano” a repostularse; fue candidato ese año, hizo un fraude monumental. Las movilizaciones sociales de jóvenes y mujeres lo empujaron a renunciar. Con extraordinaria cobardía huyó del país, como también lo hizo Luis Arce. Las elecciones de ese año se anularon por corrupción; el relato del golpe de Estado es una falacia monumental. Durante sus 14 años gozó del poder de modo absoluto y voluptuoso, con decenas de carros blindados para protegerlo, usando la TV pública para que transmita sus partidos de fútbol, usó helicóptero para ir de San Jorge a Plaza Murillo, no se sonrojaba cuando le amarraban los zapatos sus obsecuentes, hasta llegó a construir un museo en su homenaje, donde puso sus camisetas de fútbol. Morales extraña con fuerza el poder que tuvo y sueña en retomarlo.
Para las elecciones de 2020 Evo nombró por su voluntad personal al candidato del MAS a Luis Arce, creía que era el más leal y manipulable, deseaba manejarlo a su antojo, hasta el extremo de adelantar elecciones para él ser el candidato del MAS. Pero, Luis Arce, ungido presidente, poco a poco se fue separando de Morales, entendió que él era el dueño de la billetera del gobierno, con los recursos públicos cooptó prebendalmente a los movimientos sociales que son parte del MAS, les compró edificios, automóviles, pagó sueldos elevadísimos a los dirigentes sociales en comisión, nunca juzgó a los corruptos, hizo de la visa gorda a los manejos poco claros de su hijo. Paulatinamente cooptó a líderes del MAS que fueron ministros o viceministros de Morales. Atacó al narco de Chapare cercano a Morales, pero no tuvo ninguna eficiencia en atacar a otros grupos de narcotraficantes. Arce siguió utilizando al cinismo como política de Estado, si Morales dijo que Bolivia sería como Suiza, Arce dice que somos el mejor país de América Latina económicamente hablando, olvidando que el 85% del empleo es informal y que hay un corralito bancario. Cada día dice que no hay dólares poque el parlamento no aprueba algunos créditos internacionales, él siguió con los desaciertos del litio. Arce sigue con la idea trasnochada de la industrialización sustitutiva, hay más inauguraciones de posibles industrias, colocación de “piedras fundamentales”, que industrias funcionando.

Evo por más de 20 años fue presidente de su partido, en mayo de 2024 Arce logró manipular a los movimientos sociales para realización del congreso del partido, en éste se eligió a un nuevo presidente del MAS. Después de más de dos décadas Morales quedó fuera. En solo tres años de gobierno Arce entendió que el poder no hay que perderlo, hay que usarlo y gozarlo, por ello busca ser el candidato en 2025; para eso hace todos los esfuerzos, hasta ilegales, por cerrarle las puertas a Morales, por su parte, éste es el gran enemigo del Presidente. Ambos están cegados por la búsqueda del poder, tienen una guerra abierta, se acusan mutuamente de corrupción y de proteger al narcotráfico.
El MAS está irremediablemente dividido y el proceso de cambio acabado, lo cual no quiere decir que el MAS desaparezca ni que la oposición se fortalezca. Morales sufre ahora los atropellos que él hacía durante 14 años a sus adversarios; el uso instrumental de la justicia, de los fiscales, del poder electoral en favor del gobierno, es vergonzoso. Morales y Arce no pelean por la defensa de una ideología, por llevar adelante una idea, lo hacen simplemente por tener en sus manos el poder y usarlo de manera discrecional. Y la llamada “reserva moral” de la sociedad, los movimientos sociales, son más corruptos que antes, bailan al son de las prebendas entregadas por Estado.
Morales y Arce son exactamente iguales, permisivos con la corrupción, cínicos al decir que a Bolivia le va bien, desleales, distraídos al juzgar al narcotráfico. Ambos normalizan la corrupción y entre los dos olvidaron por completo la ética en la política y desterraron los valores fundamentales con los que debe vivir una sociedad.
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Economista y Escritor (La Paz/Bolivia)

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